Esta fue la primera fragancia tipo iris que olí en una colonia. No podía creer que alguien quisiera oler a maquillaje, y menos un hombre. Ahora lo entiendo, esa nota de iris cremosa y cerosa es una que ha crecido en mí, pero no lo suficiente como para buscarla y usarla yo mismo. Me parece un poco hueca al olfato. Es diferente y única, pero no es una que se adapte a mi gusto.
Un niño indie de los 90 que modela su apariencia en Damon Albarn se jacta de que un día se convertirá en un músico famoso, como su ídolo. Termina convirtiéndose en un operador de caja con sobrepeso que fuma demasiado y que aplica en exceso desodorante mientras trabaja, para evitar las antiestéticas manchas de sudor. Antes de quedarse dormido por la noche, mira hacia atrás con melancólica nostalgia a los días en que pasaba sus noches de fiesta, bajo los efectos del MDMA, soñando con las infinitas posibilidades que podría tener su futuro.
Oh, qué muy de los 90. Con esto quiero decir que tienes una fragancia muy limpia, floral y cítrica, contrarrestada por una nota ligeramente herbácea y camforada que crece en intensidad a medida que las notas florales se desvanecen.
A mitad de camino, comienza a parecerse a una creación clásica de barbería, con lirio e iris ocupando el centro del escenario, antes de finalmente asentarse en esa comparación a menudo hecha con un paquete de cigarrillos recién abierto. La dulzura floral siempre permanece presente, aunque fluctúa en intensidad.
Algunas fragancias evocan emociones, algunas escenarios específicos, algunas simplemente huelen bien (o no). Esta evoca colores: un blanco sucio que lentamente se convierte en un azul empolvado, y luego vuelve a ser blanco otra vez. Es y no es de su tiempo: sí, está anclada a una era definida, pero tiene cualidades que le permiten trascender eso. Huele moderno, pero también clásico.
Mira, esta no es una fragancia que cambió mi mundo. No me asombro de gratitud por haber tenido la oportunidad de oler esto durante mi vida. Sin embargo, es una fragancia muy agradable y evocadora que justifica más que de sobra la escasa cantidad que pagas por una botella.