Vale, tiene un precio ridículo, pero dejemos a un lado ese truco y juzguémoslo por sus méritos. ¡Tiene méritos reales! Esta cosa huele bien y es única, la progresión de las notas cambia cada segundo delante de tus narices, un verdadero signo de calidad y complejidad. El No.1 es tan complejo que resulta difícil distinguir las notas: el Ylang ylang es distintivo en las notas de salida y el sándalo es obvio, pero el resto es una curiosa mezcla de flores, ámbar y almizcle fuerte. El secado es agradable y suave, pero profundo y duradero, como era de esperar. A mi por ejemplo me gusta el nº1 porque es muy interesante pero tampoco me vuelve loca. Lo lamentable del precio es otro factor que me descarta para comprarlo nunca. Está por encima del umbral de lo que considero aceptable para 50mls de fragancia pero todo es relativo si te gusta y te lo puedes permitir.
No.1 de Clive Christian fue el perfume más caro del mundo cuando salió a la venta en 2001, y aunque ya no es el más caro del mercado, su precio sigue siendo excesivo a pesar de ser una fragancia encantadora. Inicialmente se abre muy aromático, con una artemisia verde combinada con especias cálidas de nuez moscada, cardamomo y pimiento. Se combina con una lima y una mandarina sorprendentemente contrastadas, jugosas y ácidas. Un corazón floral suave se une a esta extraña mezcla de notas: lirio, ylang y lirio de los valles. A medida que los cítricos comienzan a disiparse, las cálidas especias perduran y empiezan a combinarse muy bien con las flores empolvadas, antes de que emerja una base suave y cremosa de sándalo y dulce haba tonka. Se trata de una fragancia muy masculina y caballerosa que desprende riqueza y poder, pero es una mezcla de notas bastante extraña que no será para todo el mundo y no entiendo por qué tiene un precio tan elevado, aparte de ser un reclamo publicitario.