Spirit Lamp, de DS&Durga fue lanzado en 2016. El perfumista detrás de esta creación es David Seth Moltz. Tiene las notas de salida de Iris, Notas metálicas, and Petitgrain, notas de corazón de Coco and Jengibre, and notas de fondo de Almizcle.
Spirit Lamp de DS& Durga Spirit Lamp es una fragancia que evoca un rincón olvidado de un jardín botánico junto a la autopista, donde prospera un espíritu de naturaleza salvaje, sin control e inesperadamente en un charco resbaladizo de aceite de motor vertido ilícitamente. La impresión inicial es un verde espeso y aceitoso de algún junco primigenio pantanoso, el olor de un pasado extinto que está más cerca de lo que a menudo nos importa pensar, sus raíces enredadas en la tierra, sus hojas exudando un untuoso almizcle herbáceo. Este verdor no es fresco y vigorizante; es grasiento, espeso, casi sofocante. A medida que la fragancia se despliega, emerge un toque metálico, el olor del óxido o del cobre chamuscado, un agresivo contrapunto del Dodge Charger al corazón brillante y verde. Es una fragancia que evoca imágenes anacrónicas de rituales olvidados y prácticas arcanas, un auténtico Fast & Furious prehistórico que te hace vivir la vida cuarto de milla a cuarto, un potente brebaje elaborado en el caldero de un depósito de chatarra y coches abandonados de los rincones más oscuros de la naturaleza.
Este comentario ha sido traducido automáticamente.
Spirit Lamp de DS& Durga Spirit Lamp es una fragancia que evoca un rincón olvidado de un jardín botánico junto a la autopista, donde prospera un espíritu de naturaleza salvaje, sin control e inesperadamente en un charco resbaladizo de aceite de motor vertido ilícitamente. La impresión inicial es un verde espeso y aceitoso de algún junco primigenio pantanoso, el olor de un pasado extinto que está más cerca de lo que a menudo nos importa pensar, sus raíces enredadas en la tierra, sus hojas exudando un untuoso almizcle herbáceo. Este verdor no es fresco y vigorizante; es grasiento, espeso, casi sofocante. A medida que la fragancia se despliega, emerge un toque metálico, el olor del óxido o del cobre chamuscado, un agresivo contrapunto del Dodge Charger al corazón brillante y verde. Es una fragancia que evoca imágenes anacrónicas de rituales olvidados y prácticas arcanas, un auténtico Fast & Furious prehistórico que te hace vivir la vida cuarto de milla a cuarto, un potente brebaje elaborado en el caldero de un depósito de chatarra y coches abandonados de los rincones más oscuros de la naturaleza.