Le Labo es una marca curiosa, realmente, no soy de los que la desestiman de inmediato porque siento poca conexión con lo que están haciendo, así que un nuevo lanzamiento siempre me interesa. El matcha parece haber estado de moda en la alta cocina hace unos años y la fragancia tiende a seguir esa tendencia. Le Labo también es conocido por no ofrecer lo obvio a partir del nombre de sus perfumes, otra cosa a tener en cuenta. Mi primera impresión es que es una fragancia agradable, pero también ligeramente olvidable. Es como un plato de arroz un poco soso para mí. Aparentemente, la apertura es de higo, lo aceptaré, pero no es el acorde clásico de higo de Philosykos o Armani si eso es lo que esperas. Me gusta la ligera infusión del acorde/elemento de matcha, porque evoca, más o menos, eso, pero a través de un filtro jabonoso, de lavandería. No es del todo satisfactorio, ni tampoco decepcionante. Siempre estoy pidiendo algo diferente y cuando lo obtengo, aún no estoy feliz, solo soy un quejica. Esto podría ser el tipo de cosa que pasa desapercibida durante unos años y luego de repente se convierte en un nuevo Santal 33. Inexplicablemente popular. Nunca se sabe.