Sweet Ash, de Snif fue lanzado en 2021. El perfumista detrás de esta creación es desconocido. Las notas son Bergamota, Abeto, Juniper, Oakmoss, Pachulí, Haba Tonka, Vainilla.
Sweet Ash es el chándal de las fragancias, el tipo de fragancia que utilizas en esos días en los que la comodidad es la clave. Como despojarse de la aspereza del día y hundirse en algo suave y desgastado. Como si la comodidad pudiera contener recuerdos de paisajes solitarios y caminos largos y sinuosos. Un pedacito de naturaleza salvaje, un trozo de corteza, una pizca de agujas de pino, una franja de musgo, prensada y conservada, envuelta en un pañuelo con aroma de vainilla, guardada en un bolsillo donde ha ido acumulando calor y recuerdos. Es la fragancia de una mañana pasada totalmente en el interior, con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas a medio cerrar, creando una bruma suave como un trozo de bosque doblado y guardado cerca. Es lo que se rocía cuando uno está acurrucado en el sofá, con los pies metidos debajo, una taza de café humeante cerca, un volumen recopilatorio de vagabundeos fronterizos de viajeros azotados por el viento en equilibrio sobre las rodillas: un compañero tranquilo para esos momentos de absoluta quietud, de estar completamente a gusto, mientras sólo los personajes de los libros se aventuran.
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Sweet Ash es el chándal de las fragancias, el tipo de fragancia que utilizas en esos días en los que la comodidad es la clave. Como despojarse de la aspereza del día y hundirse en algo suave y desgastado. Como si la comodidad pudiera contener recuerdos de paisajes solitarios y caminos largos y sinuosos. Un pedacito de naturaleza salvaje, un trozo de corteza, una pizca de agujas de pino, una franja de musgo, prensada y conservada, envuelta en un pañuelo con aroma de vainilla, guardada en un bolsillo donde ha ido acumulando calor y recuerdos. Es la fragancia de una mañana pasada totalmente en el interior, con la luz del sol filtrándose a través de las cortinas a medio cerrar, creando una bruma suave como un trozo de bosque doblado y guardado cerca. Es lo que se rocía cuando uno está acurrucado en el sofá, con los pies metidos debajo, una taza de café humeante cerca, un volumen recopilatorio de vagabundeos fronterizos de viajeros azotados por el viento en equilibrio sobre las rodillas: un compañero tranquilo para esos momentos de absoluta quietud, de estar completamente a gusto, mientras sólo los personajes de los libros se aventuran.