Es difícil no disfrutar de esta hermosa apertura, un perfume floral blanco que es lo suficientemente sutil para que los aficionados a la flor de loto, jazmín y tuberosa que no son indólicos o pesados lo aprecien, pero al mismo tiempo satisface a los más exigentes debido al toque hábil y la calidad de los materiales en exhibición. Es un perfume suave y, quizás en comparación con algunas de las otras obras de Pissara, carece de esa pesada, cálida o amarga yuxtaposición que ella logra. Esto es mucho más una oda directa a la hermosa flor y a la perfumería agradable. Esta mediocridad podría no jugar a su favor porque realmente no es un perfume de jazmín, ni es una gardenia, lirio de los valles o tuberosa... pero es un poco de todos ellos. Es difícil ser muy creativo con estos tipos de básicos, pero realmente le doy una oportunidad a este porque es muy agradable, solo agradable para mí, y estoy avanzando.