Holy Terror, de Arcana Wildcraft fue lanzado en 2024. El perfumista detrás de esta creación es desconocido. Las notas son Cera para velas, Mirra, Olíbano (incienso), Sándalo.
Holy Terror se despliega como un sueño despierto, un cuento fragante que difumina la frontera entre la conciencia y el sueño, donde la riqueza melosa de las velas de cera de abeja se entrelaza con el incienso resinoso. Al asentarse sobre la piel, el incienso y la mirra se funden con la suave calidez de la cera de abejas, y sus notas individuales se difuminan como secretos entintados sobre pergamino húmedo. Hay una vena de ámbar dorado que reconforta entretejida a través de las austeras resinas, que recuerda la luz de las velas parpadeando contra antiguos muros de piedra.
Cuanto más tiempo se lleva, más se convierte Holy Terror en una nana sensorial. Es el equivalente olfativo de ese estado de somnolencia justo antes de que el sueño te reclame, cuando las palabras en la página de tu novela gótica empiezan a nadar y los zarcillos de incienso parecen formar figuras en el aire. El sándalo proporciona un fondo firme, como el lomo de un libro viejo, mientras que las notas melosas del incienso bailan y se arremolinan, haciéndose indistinguibles unas de otras.
A medida que te adentras en este ensueño perfumado, te encuentras vagando por los sombríos pasillos de un castillo en ruinas, donde los retratos parecen respirar y las armaduras crujen con movimientos invisibles. El aire teñido de ámbar susurra antiguas profecías y secretos enterrados. En tu mente, ves a la ingenua huyendo a través de los claustros iluminados por la luna, con sus dedos temblorosos dejando huellas en el polvo de los siglos. El aroma del Santo Terror te envuelve como un manto de sombras, a la vez reconfortante y misterioso, como los pasadizos ocultos que aterrorizan y atraen en estos cuentos de antaño.
Esta fragancia no evoca tanto a los temibles espíritus de las abadías como a los suaves fantasmas de las historias a medio recordar, de los sueños que perduran al despertar. Es lo que olerías si te quedaras dormido leyendo a la luz de las velas y al despertar encontraras el humo de la llama apagada mezclado con las últimas briznas de incienso, todo ello impregnado del resplandor ambarino de la cera de abejas.
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Holy Terror se despliega como un sueño despierto, un cuento fragante que difumina la frontera entre la conciencia y el sueño, donde la riqueza melosa de las velas de cera de abeja se entrelaza con el incienso resinoso. Al asentarse sobre la piel, el incienso y la mirra se funden con la suave calidez de la cera de abejas, y sus notas individuales se difuminan como secretos entintados sobre pergamino húmedo. Hay una vena de ámbar dorado que reconforta entretejida a través de las austeras resinas, que recuerda la luz de las velas parpadeando contra antiguos muros de piedra.
Cuanto más tiempo se lleva, más se convierte Holy Terror en una nana sensorial. Es el equivalente olfativo de ese estado de somnolencia justo antes de que el sueño te reclame, cuando las palabras en la página de tu novela gótica empiezan a nadar y los zarcillos de incienso parecen formar figuras en el aire. El sándalo proporciona un fondo firme, como el lomo de un libro viejo, mientras que las notas melosas del incienso bailan y se arremolinan, haciéndose indistinguibles unas de otras.
A medida que te adentras en este ensueño perfumado, te encuentras vagando por los sombríos pasillos de un castillo en ruinas, donde los retratos parecen respirar y las armaduras crujen con movimientos invisibles. El aire teñido de ámbar susurra antiguas profecías y secretos enterrados. En tu mente, ves a la ingenua huyendo a través de los claustros iluminados por la luna, con sus dedos temblorosos dejando huellas en el polvo de los siglos. El aroma del Santo Terror te envuelve como un manto de sombras, a la vez reconfortante y misterioso, como los pasadizos ocultos que aterrorizan y atraen en estos cuentos de antaño.
Esta fragancia no evoca tanto a los temibles espíritus de las abadías como a los suaves fantasmas de las historias a medio recordar, de los sueños que perduran al despertar. Es lo que olerías si te quedaras dormido leyendo a la luz de las velas y al despertar encontraras el humo de la llama apagada mezclado con las últimas briznas de incienso, todo ello impregnado del resplandor ambarino de la cera de abejas.