Yo era un niño que nunca prestaba atención a nada. Siempre tenía la cabeza en las nubes. Por supuesto, cuando siempre estás al margen de lo que ocurre, las cosas suceden sin que te des cuenta. A veces son cosas como que tu madre te apunta a un campamento de verano y tú no te enteras de nada hasta que te mete en un autobús con un montón de niños que no conoces a un sitio del que nunca has oído hablar. Aun así, había que soñar despierto e imaginar, así que me sentaba solo, apoyaba la cabeza en el cristal transparente de la ventanilla del autobús y respiraba el aire limpio y fresco de una mañana de principios de junio en Ohio, mientras el vehículo aumentaba la velocidad y salíamos de los suburbios hacia el sol. Demeter's Fresh Hay huele a miel de trébol rojo en flor, a tierra cálida y polvorienta y a vetiver leñoso y suave; a la tierra fértil de las ensoñaciones veraniegas y a la extensión ilimitada de la imaginación de un joven.
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Yo era un niño que nunca prestaba atención a nada. Siempre tenía la cabeza en las nubes. Por supuesto, cuando siempre estás al margen de lo que ocurre, las cosas suceden sin que te des cuenta. A veces son cosas como que tu madre te apunta a un campamento de verano y tú no te enteras de nada hasta que te mete en un autobús con un montón de niños que no conoces a un sitio del que nunca has oído hablar. Aun así, había que soñar despierto e imaginar, así que me sentaba solo, apoyaba la cabeza en el cristal transparente de la ventanilla del autobús y respiraba el aire limpio y fresco de una mañana de principios de junio en Ohio, mientras el vehículo aumentaba la velocidad y salíamos de los suburbios hacia el sol. Demeter's Fresh Hay huele a miel de trébol rojo en flor, a tierra cálida y polvorienta y a vetiver leñoso y suave; a la tierra fértil de las ensoñaciones veraniegas y a la extensión ilimitada de la imaginación de un joven.