Al principio puedes pensar, sí, está bien, este es un aroma lindo y delicioso, pero nada extraordinario. Sin embargo, cuando lo usas, a lo largo del día podrías, como yo, empezar a notar qué lo distingue del gourmand promedio. La riqueza, complejidad y delicadeza del equilibrio son asombrosas, y se vuelve cremoso y envolvente. Debo decir que no percibo nada de ron en esto, y en mi piel hay un montón de vainilla, pero está bien para mí ya que es hermoso. El cacao va y viene, y la fragancia oscila entre una crema mantequillosa y un chocolate seco, amargo y a veces afrutado.

Encuentro que la primera hora de este aroma es un poco pesada. Tiene una nota de chocolate agresiva similar al grito monstruoso de Musc Maori de Parfumerie Générale, un simil de chocolate con leche plastificado y de estilo Kinder, acompañado de una explosión dulce y ruidosa de químicos florales no identificables. Una vez que el pachulí comienza a hacerse notar y la fanfarria de apertura desesperada y necesitada se apaga, se vuelve interesante. Es un placer choco-patch que rinde bien y huele caro. Sin embargo, la apertura es tan desafiante para mí que no estoy seguro de si vale la pena sufrir la odisea de la primera fase. En este sentido, me recuerda a Lilac Love y Love Tuberose, en la medida en que toma una hora antes de que lo encuentre llevadero, pero luego realmente me encanta.